“Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia”. (ls 52, 7). Es la belleza que estamos llamados a difundir, como buen perfume de Cristo: nuestra oración, nuestras buenas obras, nuestro sacrificio por los más necesitados. Es la alegría de evangelizar y “vosotros seréis felices sí, sabiendo estas cosas, las practicáis” (6-7-2015).