Jesús dijo: Al que mucho se le dio, mucho se reclamará» (Lc 12, 48). Por lo tanto, preguntémonos: en esta ciudad, en esta comunidad eclesial, ¿somos libres o somos esclavos, somos sal y luz? ¿Somos levadura? O, por el contrario, ¡nos vemos apagados, insípidos, hostiles, desconfiados, irrelevantes y cansados? (31-12-2014).