No olvidemos que los Apóstoles eran personas sencillas, no eran escribas, doctores de la Ley, ni pertenecían a la clase sacerdotal. ¿Cómo pudieron, con sus limitaciones y combatidos por las autoridades, llenar Jerusalén con su enseñanza? Está claro que solo pueden explicar este hecho la presencia del Señor Resucitado con ellos y la acción del Espíritu Santo. Su fe se basaba en una experiencia fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado. No tenían miedo de nada ni de nadie, e incluso veían las persecuciones con motivo de honor que les permitía seguir las huellas de Jesús y asemejarse a Él, dando testimonio con la vida (14-4-2013).