Una anciana me decía en Buenos Aires: «La gratitud es una flor que crece en tierra noble». Es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor. Jesús cura a diez enfermos de lepra y solo uno regresa a dar gracias a Jesús. Y el Señor dice: «Y los otros nueve, ¿dónde están?». Esto es válido también para nosotros: ¿sabemos agradecer? En vuestra relación es importante tener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios, y a los dones de Dios se dice ¡gracias!, siempre será gracias (14-2-2014).