Ya hemos cruzado en umbral de la Semana Santa, aunque estemos todos en casa recluidos. Ya en el evangelio de este Lunes Santo anticipa los contrastes que vamos a presenciar en los evangelios de éstos días. Ésta es la historia, nuestra historia, en la que aflorará lo mejor y lo peor de cada uno. Sólo cuando hay situaciones fuertes, se manifiesta de donde viene la fuerza de cada uno.
En la cena de Betania, con sus amigos, se queda reflejadas miradas y sentimientos, acciones y pasiones. La pasión de Judas por lo que consideraba “suyo”, sus expectativas, sus planes, su bolsa, acabarán en frustración que traicionará a su propio maestro.
La pasión de Maria era Jesus y su palabra, que lo traduce en servicio y regalo. Todo queda relativizado ante Él. Lo único que vale es empaparse del perfume de su cercanía y su cariño sin condiciones.
En nuestras casas, ésta semana también ha venido el Señor. Lo tenemos a la mesa. Estos días raros se manifiesta lo mejor y lo peor de cada uno. Todo va a depender de donde viene tu pasión, tu fuerza. De lo que consideras “tuyo”, o del amor gratuito en donde lo único valioso es regalarse, al estilo del mismo Dios.