-El evangelio de este DOMINGO está dedicado a la Iglesia Diocesana y como tal lo hace desde una lectura cargada de sentido porque habla de uno de los temas más difíciles y controvertidos de nuestra FE: la RESURRECCIÓN.
-A Jesús, unos SADUCEOS quieren ponerlo a prueba porque no creen en la vida eterna que es el núcleo de nuestra Fe en Jesús. Antes de ver la respuesta que les da, debemos preguntarnos cuál es nuestro juicio, nuestra creencia en si hay una vida después de esta que vivimos a diario.
-Sin embargo, la RESURRECCIÓN no sólo podemos entenderla más allá de nuestra vida o de la muerte. La resurrección implica una brújula para nuestra vida. Cuando vencemos al mal, a las malas acciones, al egoísmo, a la violencia, resucitamos. Llevar a cabo el bien implica transformar nuestra vida. Jesús nos acompaña, por eso dice que nuestro Dios es un Dios de vivos y no de muertos, en nuestro trayecto vital, con nuestras caídas y miserias.
-Por otra parte, los cristianos trabajamos para que estemos ante un mundo de amor y fraterno. Ahí no hay categorías sociales, casados, hombres o mujeres, negros o blancos, pobres o ricos, sino PERSONAS, que aspiran a ser amados para amar y entregarse a los demás.
-Jesús, Dios de vivos y no de muertos, para nuestra vida, para ser mejores de lo que somos, para que construyamos un mundo de paz y concordia.