-La Iglesia celebra cada domingo una fiesta o una solemnidad que nos orienta de alguna forma el significado y el valor del evangelio que se lee. Las palabras que acabamos de escuchar entran dentro del marco de la solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Podemos sacar dos reflexiones que pueden ayudarnos a vivir mejor.
-La primera, Jesús en este evangelio se despide de sus discípulos diciéndoles estas palabras: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”. Les propone una MISIÓN, un por qué, una razón, una CAMINO que deben transitar para transformar el mundo, para mejorar la vida de los demás y, especialmente, de aquellas personas que más lo necesitan.
-¿Sabéis quiénes son las personas más necesitadas en la actualidad? No son difíciles de encontrar. Sólo hay que estar atentos a nuestro alrededor. Con la pandemia y todo lo que estamos viviendo, muchas personas han perdido a familiares, amigos, compañeros de trabajo, iaios, y Jesús nos pide una sola y única misión: salir al encuentro de todas personas, de todas estas vidas que están sufriendo por la soledad y el sufrimiento. Todos y cada uno de nosotros somos discípulos de Jesús, cada cual en libertad, tiene que decidir cómo quiere orientar su vida.
Jesús lo tiene claro. Tan claro que lo llevó hasta la cruz en una muestra de amor infinita hacia toda la humanidad. Y por tí, también, no lo olvides.
-La segunda, la importancia del GESTO de mirar al cielo que no implica únicamente dirigir nuestra mirada a algo que está más allá. Mirar al cielo es un acto que nos invita a SOÑAR, imaginar nuevos caminos y metas por explorar y transitar. Una de las fuentes que alimentan la alegría, la esperanza y la ilusión de las personas es la capacidad que tenemos de soñar, de no conformarnos con lo que tenemos para mejorar como personas. Por lo tanto, MISIÓN y SOÑAR son las palabras que hoy nos llevamos y nos enseña Jesús para vivir de forma diferente. ÁNIMO.
